Hoy decidí revisar mi correo. Tenia como 78 emails de diferentes personas invitándome a unierme a la famosa red del Facebook. Decidí que ya era hora de volver a socializar con mis conocidos y de unirme a esa mierda. Si ya sé. Gringa, capitalista, etc. Pero tampoco quiero seguir alienado del mundo. No sé qué tan buena idea fue esta de abrirme el facebook. Pasé como 20 minutos buscando en los archivos de la computadora una foto donde saliera decente. Que gran marikonada es esta, desde cuando me importa salir bien en una foto y que todo el mundo la vea – pensé. Creo que este programa es uno de esos en los que seguro te vuelves adicto a los demás y todo es en función de la imagen que le das a los demás, y lo que los demás hacen, y dicen, y con quién andan y a dónde no te invitaron, etc. Eso me enferma. Pero voy a darle una semana. Si veo que me convierto en uno de esos cabrones, juro que me lo cierro. Palabra de honor.
A las 3 de la tarde fui a la consulta del Dr. Martin. Le conté sobre todo lo que había pasado, aunque mi mamá ya había hablado con él por teléfono. Me dijo que le parecía genial que tuviese por lo menos la esperanza de conocer a alguien nuevo, que esos pequeños cambios, como tener una amiga nueva, empezar a estudiar otra vez, entre otras cosas, mejorarían mi estado de ánimo y pronto me voy a encontrar como un pajarito feliz. Otra expresión que me pareció de lo más gay. Me volví a perder en la vista del Ávila que está enfrente de la cómoda butaca del consultorio. Aquello era realmente refrescante. Él hablaba y hablaba sobre lo que le conté de mi ultimo encuentro con C. Finalmente le pedí que ya no hablaramos más de ese asunto, que bastante tiempo había gastado ya en esa mariquera y que no quería seguir en ese peo, que ya finalmente conseguí que pasaran días enteros en los que no pensaba ni un segundo en ella. Mi mamá tiene fastidiado con lo de la manejada. Dice que hasta que no esté completamente recuperado no puedo volver a manejar. Intenté decirle al Dr. Martin que hablara con mi mama, que le dijera que me encuentro bien y en perfectas condiciones para manejar, pero me dijo que el no tiene vela en ese entierro y que mis condiciones para manejar no dependian de facultades psicológicas sino motoras. Todas las tardes viene la fisio-terapeuta a la casa y hago ejercicios en los que muevo los brazos en direcciones peculiares, a su antojo, para mantener en movimiento los músculos que se vieron afectados con el choque. La camioneta sigue en el taller. Si tengo suerte está lista a tiempo para cuando empiece las clases. Ya veremos. Por ahora tengo pensado ir mañana al trasnocho a conseguirme con mis panas. Ya que no puedo tomar, quiero comer bien.. Ya estoy harto de la comida casera.
Te cuento mañana que tal,
MS.
A las 3 de la tarde fui a la consulta del Dr. Martin. Le conté sobre todo lo que había pasado, aunque mi mamá ya había hablado con él por teléfono. Me dijo que le parecía genial que tuviese por lo menos la esperanza de conocer a alguien nuevo, que esos pequeños cambios, como tener una amiga nueva, empezar a estudiar otra vez, entre otras cosas, mejorarían mi estado de ánimo y pronto me voy a encontrar como un pajarito feliz. Otra expresión que me pareció de lo más gay. Me volví a perder en la vista del Ávila que está enfrente de la cómoda butaca del consultorio. Aquello era realmente refrescante. Él hablaba y hablaba sobre lo que le conté de mi ultimo encuentro con C. Finalmente le pedí que ya no hablaramos más de ese asunto, que bastante tiempo había gastado ya en esa mariquera y que no quería seguir en ese peo, que ya finalmente conseguí que pasaran días enteros en los que no pensaba ni un segundo en ella. Mi mamá tiene fastidiado con lo de la manejada. Dice que hasta que no esté completamente recuperado no puedo volver a manejar. Intenté decirle al Dr. Martin que hablara con mi mama, que le dijera que me encuentro bien y en perfectas condiciones para manejar, pero me dijo que el no tiene vela en ese entierro y que mis condiciones para manejar no dependian de facultades psicológicas sino motoras. Todas las tardes viene la fisio-terapeuta a la casa y hago ejercicios en los que muevo los brazos en direcciones peculiares, a su antojo, para mantener en movimiento los músculos que se vieron afectados con el choque. La camioneta sigue en el taller. Si tengo suerte está lista a tiempo para cuando empiece las clases. Ya veremos. Por ahora tengo pensado ir mañana al trasnocho a conseguirme con mis panas. Ya que no puedo tomar, quiero comer bien.. Ya estoy harto de la comida casera.
Te cuento mañana que tal,
MS.
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