Me puse la falda de flores. Esa que tanto te gusta. Esa que me compraste hace unos meses en ese viaje que hiciste a Rio de Janeiro, con ella, y que de 'trabajo'. ¿Te acuerdas? Me trajiste muchas cosas, pero yo sólo quería una. Quería -más que nada en este mundo- ser yo quien amaneciera contigo todas las mañanas. Quien recorriera contigo las inmensidades de Copacabana, mientras reíamos, porque el amor era así, una excusa para reír. Quería que me grabaras mensajes prohibidos en mi moleskin - a escondidas- y descubrirlas en los momentos más inesperados.
Pues sí. Me puse la falda. Quería verte la cara. Quería que te estrujaras de arrechera cuando me vieras, hermosa, con esa falda, al lado de mi nuevo amante. Quería que pensaras en mí. Que te acordaras de mí. Que me amaras a mí.
Ese día me vestí, también, con la mejor cara. Cara de sonrisa 'auténtica' , mejillas rosadas, y ojos que 'brillan'. No quería ser la niña sola, despechada y deprimida que invoca lástima en los demás. Esta vez, no me lo iba a permitir. No señor. Además, ¿qué podría lograr? No quería que te sintieras mal. Quería que me desearas más allá de los límites del borde de tu cama. Que te acostaras esa noche pensando, coño, qué pendejo soy, cómo carajo la perdí. Eso. Quería eso.
Me puse los tacones más altos. Los tacones de aguja, estampados de flores y suela roja. Esos que -según tú- hacen ver mis piernas irresistibles. Los mismos que desatan lo peor (mejor) de tí (de mí). Me paseaba por la galería, agarrada de la mano de mi nuevo novio - por cierto, sí, es él, el profesor de francés que tanto odiabas- y cada vez que entraba alguien nuevo no podía evitar voltear la cabeza a ver si eras tú. Intentaba no hacerlo, lo juro, pero era imposible. Jean Pierre me preguntó, varias veces, ¿a quién buscas? y yo sólo reía. A nadie, amor. Sólo tengo ojos para ti.
Ahh, las mentiras. De mentiras también me vestí ese día. A mi novio le dije que lo amaba. Que estaba loca por ver la nueva exposición del artista este. El artista que tanto te fascina. Su nombre, ingeniosamente, se me escapaba de la mente cada vez que me preguntaba ¿cómo es que se llama, el pintor este, de la exposición que quieres ir conmigo? Maldito cerebro traicionero. Cuántas veces no me hablaste de él. De su arte. De su inspiración. De los mensajes ocultos en cada cuadro. Dublosky. Ese. Maldito. Ese.
El reloj colgado en la pared de enfrente vestía de minutos que transcurrían velozmente. Esa tarde yo intentaba evitar el tiempo, fotógrafos, conocidos, mesoneros. Evitaba cualquier comprobación del ridículo que estaba haciendo ahí. Encopetada. Hermosa. Excitada. Ilusionada de verte ahí, mirándome. Re-celoso, vuelto nada, ahí.
Mi cartera, al contrario, vestía de pocas cosas. Una de ellas: mi moleskin, aquella libreta de cuero desgatado que tanto me envidiabas. Lógicamente, no quería que sospecharas mis razones para asistir a dicho evento. Jean Pierre me miraba impacientemente cada vez que la sacaba y escribía cualquier tontería mientras observaba desconcentradamente alguna obra de arte. Él me da muchas cosas que tu no dabas, pero si hay algo que no me da es admiración por lo que hago. Maldita sea. Te extraño.
A las siete y media de la noche, mi sonrisa desgatada empezó a desvanecer y al ver que nunca llegaste, se empezó a vestir de melancolía. Mis ojos dejaron caer una gota de tristeza que me delató ante la mirada de mi novio. ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras? -Pobrecito. Más bruto que es-. Por su mente nunca existió la posibilidad de que mis razones para ir a una galería de arte estarían vinculadas con aquel fotógrafo del que no paro de hablar. De escribir. De amar.
Los tacones me empezaron a hinchar los dedos de los pies, cansados de esperar por unos celos inexistentes. El rosado de mis cachetes se tornó rojo, de la furia que sentía. Incluso la cartera, casi desnuda, me pesaba. Pero de todo aquel disfraz, el rímel que cubría mis pestañas terminó siendo el mayor de mis enemigos. Ya el brillo hace rato largo se había opacado y en vez de una niña feliz, La Sayona se apoderó de mi rostro. Lista para espantar los sueños de quien nunca llegó para imaginar un mundo feliz conmigo.
Otro día, me dije. La falda la dejo para otro día.
14 comments:
Ani! me encantó. ¿De qué marca eran los zapatos? fue la única duda que me quedó.
Christian Louboutin, por supuesto ;) jajajaja
VENGANZA!! jajaja esto lo dice de una forma sutil mi Cuchu! me despejaste un poco con tu historia :) estaba tensa en mis cositas por hacer te quierooo!! escribe más!!
Una de tus fans!! x)
Wuauuu...me dejaste sorprendida!!! ME FASCINOOOOOO!!! Orale asi somos las mujeres!!!!!! Provocativas!!! Gravaré tu enlace. Debo decirte que a veces hago esas cosas que dijiste. Las hago por puro coraje!!! Celos!!!
FELICIDADES!!!!!!
Wuauuu...me dejaste sorprendida!!! ME FASCINOOOOOO!!! Orale asi somos las mujeres!!!!!! Provocativas!!! Gravaré tu enlace. Debo decirte que a veces hago esas cosas que dijiste. Las hago por puro coraje!!! Celos!!!
FELICIDADES!!!!!!
muy bueno este relato, claro, profundo y sobre todo directo. Describe perfectamente una relación de autodependencia y en consecuencia muy baja auto estima. Me imagino que en la próxima entrega de esta historia la pobre señora visitará al psicólogo.
Saludos,
Quiero saber cuando se vuelve a poner la falda de flores!!. Me imagine el escenario, Jean Pierre, las obras, la libreta, las miradas y el fotografo. Espero que continues con otros capitulos.
Un abrazo,
Barbi. 100% fan!
Wow! Qué bueno! Creo que en algún momento todas las mujeres caemos en lo mismo, pero la forma en la que lo relatas es excelente jeje...
Espero la continuación pronto ;)
Ani, Me gustó como narraste el cuento. En especial las imágenes de vestimenta y desnudez. Jeje no se si es así como piensan las mujeres pero me pareció convincente!
Felicidades!
Claro que se siente bien ponerse "aquella falda" y zaradear las pestañas frente a aquel boludo que nada hizo para evitar rompernos el corazon , se siente bien, cómo no . Pero es momentaneo.
Pero al final del día te sientes igual o peor que antes .
Lo he comprobado.
Lo certifico .
Besos Anaa.
Ani, Ana . Lo mismo, pero con mi
despiste de por medio .
oxoxox.
Buenisimo! Me encanta como estás escribiendo, vendrá la continuación, cierto?
Si buscas venganza cava dos tumbas...
que intenso.... wow
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