67 días. 67 días sin escribir en tus páginas. Supongo que en todo este tiempo te habrás imaginado cualquier cantidad de situaciones hipotéticas para explicar el por qué de tanta ausencia. Y tranquilo, que finalmente, ya he vuelto y te lo puedo decir mi pana, para que no te sigas atormentando.
Fui a una fiesta ese viernes y la vi. La vi palidecer se en cuanto me vió. ¿Qué pensaría? ¿Que mas nunca iba salir de mi casa? Se puso pálida y se agachó. Intentó camuflagearse con las demás personas pero no funcionó. Yo la vi y enseguida supe que era ella. No sé cómo describírtelo pero es como un sentimiento oculto entre pecho y espalda, te late el corazón, el estómago te empieza a doler, la piel tiembla, abres los ojos hasta el punto que sientes que se van a desorbitar, y sabes mi pana, sabes que tiene que ser ella porque sí, porque si no lo fuera te quedaría por lo menos la duda y no te sentirías así. ¿Qué sentí además de eso? Excitación. Arrechera. Ganas de acercarme a ella, agarrarla fuertemente por los dos brazos y gritarle, exigirle un por qué; pero el shock me dejó atónito. En blanco. Y entonces pestañeé tres veces. Quizá muy seguido, muy rápido, pero cuando volví a enfocar la vista, para asegurarme que no era una simple alucinación o un sueño, ella seguía ahí. Agachada, asustada e inmóvil. Estaba cerca del bar y poco a poco me fui acercando. Se dio cuenta de que la vi. Que sabía muy bien que estaba vivita y coleando. Pude sentirla cada segundo más nervioso.
Me imagino las cosas que corrían por su mente en ese momento. Cuando supo que estaba caminando hacia ella, supongo que dijo ¿para qué seguir agachada, si ya me vio? y en efecto, se levantó, avergonzada. Yo la vi con una mirada penetrante. Lo sé porque lo hice intencionalmente. Quería intimidarla, que temblara del miedo, que maldita sea se sintiera por lo menos culpable. La tenía al lado mientras me servía un vodka on the rocks. "Así que estás viva. Vivita y coleando" Le dije, con una voz suficientemente alta par a que lo escuchara, ella se acercó un poco a mí e intento pretender que no ha pa sado nada entre los dos "Hola Marcos, qué tal? ¿qué es de tu vida?".. "¿De mi vida? coye, yo sigo igual, regresé de Nueva York con dos pasajes en mano para llevarte a un crucero y mas nunca supe de tu paradero, pensé que estabas muerta, que te habían secuestr ado a ti y a toda tu familia, que tuviste una sobredosis, que te atropelló un carro, que" - "Ya. Basta. Me tuve que ir del país con mi familia de un día para otro, llegué antier de Italia, estaba por llamarte si no lo he hecho es porque no sabía ni qué decirte ya". No podía creer lo que estaba escuchando. El asombro de tenerla en frente, tan hermosa, tan descarada, no me dejaba digerir las palabras que estab a escuchando. " Ahh sí? Bueno, supongo que en Italia viven la edad de la piedra todavía, es decir, no existe el internet, el email, el sistema de correo convencional, y ni hablar del teléfono, celular o fax, nada de eso existe allá", le dije, con una inmensa impotencia por dentro. Me dice, con un tono melodramático (porque así son las mujeres, unas dramáticas) "¿Qué quieres que te diga? ¿ Que estoy orgullosa? ¿Que me agradó que mi papá me agarrara a las 3 de la madrugada y me dijera que empacara mis vainas enseguida que el avión sale en tres horas? Pues no Marcos, no lo disfruté, a mi también me pegó, en el momento tenía demasiadas vainas en la cabeza y créeme, tu eras una de ellas.. pero llegué a Italia y supe que era un nuevo co mienzo, una nueva vida y pensé en simple mente pasar el suiche y olvidarme de todo lo que tuve que dejar atrás.. perdóname, sé que seguro la pasaste muy mal.. pero si me desaparecía pensé que iba ser más fácil para ti olvidarme y seguir con tu vida". Me dijo esas palabras y no supe qué contestarle. Realmente ahora sí que estaba en blanco. Se me trancaron las palabras, se me aguaron los ojos.
Me sentía impotente ante aquella situación. ¿Y ahora qué hago? ¿La busco? o sigo con mi vida y la entierro? ¿Qué hago? Seguí tomando el vodka puro que me había servido minutos antes. T omé 4 tragos amargos, uno seguido del otro, mientras la miraba y pensaba en cuál iba ser la próxima medida. "¿Y ahora qué?"le dije "¿Ahora te quedas, te vas, por qué coño volviste si empezaste una nueva vida allá?" a lo que enseguida me respondió "No regresé para quedarme, solo vine con mi mamá para buscar algunas cosas, como mis notas certificadas, despedirme de la gente y firmar la venta de la casa, a la fiesta vine porque sabía que te iba encontrar aquí". ¿Qué les parece? mentirosa la niña, "Claro, seguramente por eso es que estabas agachada en cuanto me viste", "Estaba nerviosa, no sabía cómo ibas a reaccionar".
Esa noche me di cuenta de muchas cosas. Sigue siendo igual de hermosa, de atractiva e inteligente, pero mi corazón ya no está con ella. y ¿cómo estarlo? Si me rompió el corazón, se fue y no fue capás de avisarme. La puedo perdonar pero nunca voy a olvidar lo que me hizo. Esa noche hablamos un rato más. De todo un poco, de Nueva York, de Italia, yo hablaba y supongo que se notaba que entre diente y diente sólo tenía el resentimiento que por dentro le guardo. Ella, tan impecable, cómo si nunca le ha tocado vivir algo fuerte, contándome entre copas y risas lo bien que le va en Italia y lo rápido que fue el proceso de adaptación. Y yo solo recuerdo, las noches en vela que pasé pensando en ella, los momentos de ira, la impotencia, la obsesión, la constante investigación fallida. Los tragos amargos, la depresión, el crucero, su casa en el vacío y el vacío que me dejó por dentro. Ya nada podría ser igual. Me tomé 5 tragos hablando con ella y me largué de ahí.
Fui a una fiesta ese viernes y la vi. La vi palidecer se en cuanto me vió. ¿Qué pensaría? ¿Que mas nunca iba salir de mi casa? Se puso pálida y se agachó. Intentó camuflagearse con las demás personas pero no funcionó. Yo la vi y enseguida supe que era ella. No sé cómo describírtelo pero es como un sentimiento oculto entre pecho y espalda, te late el corazón, el estómago te empieza a doler, la piel tiembla, abres los ojos hasta el punto que sientes que se van a desorbitar, y sabes mi pana, sabes que tiene que ser ella porque sí, porque si no lo fuera te quedaría por lo menos la duda y no te sentirías así. ¿Qué sentí además de eso? Excitación. Arrechera. Ganas de acercarme a ella, agarrarla fuertemente por los dos brazos y gritarle, exigirle un por qué; pero el shock me dejó atónito. En blanco. Y entonces pestañeé tres veces. Quizá muy seguido, muy rápido, pero cuando volví a enfocar la vista, para asegurarme que no era una simple alucinación o un sueño, ella seguía ahí. Agachada, asustada e inmóvil. Estaba cerca del bar y poco a poco me fui acercando. Se dio cuenta de que la vi. Que sabía muy bien que estaba vivita y coleando. Pude sentirla cada segundo más nervioso.
Me imagino las cosas que corrían por su mente en ese momento. Cuando supo que estaba caminando hacia ella, supongo que dijo ¿para qué seguir agachada, si ya me vio? y en efecto, se levantó, avergonzada. Yo la vi con una mirada penetrante. Lo sé porque lo hice intencionalmente. Quería intimidarla, que temblara del miedo, que maldita sea se sintiera por lo menos culpable. La tenía al lado mientras me servía un vodka on the rocks.
Me sentía impotente ante
Esa noche me di cuenta de muchas cosas. Sigue siendo igual de hermosa, de atractiva e inteligente, pero mi corazón ya no está con ella. y ¿cómo estarlo? Si me rompió el corazón, se fue y no fue capás de avisarme. La puedo perdonar pero nunca voy a olvidar lo que me hizo. Esa noche hablamos un rato más. De todo un poco, de Nueva York, de Italia, yo hablaba y supongo que se notaba que entre diente y diente sólo tenía el resentimiento que por dentro le guardo. Ella, tan impecable, cómo si nunca le ha tocado vivir algo fuerte, contándome entre copas y risas lo bien que le va en Italia y lo rápido que fue el proceso de adaptación. Y yo solo recuerdo, las noches en vela que pasé pensando en ella, los momentos de ira, la impotencia, la obsesión, la constante investigación fallida. Los tragos amargos, la depresión, el crucero, su casa en el vacío y el vacío que me dejó por dentro. Ya nada podría ser igual. Me tomé 5 tragos hablando con ella y me largué de ahí.
Quería llegar a mi casa, llegar y contártelo todo, porque tu has sido el único que realmente ha estado ahí para mi, siempre constante y te sabías todo lo que había pasado con ella casi que mejor que yo mismo. Salí en mi camioneta, paloteado, y corrí por la Cota Mil a toda mecha mi pana pero me ocurrió algo. En la oscuridad de la noche me di cuenta que alguién me seguía. No sabía cómo reaccionar. Créeme, una vez que estás en esa situación no sabes qué coño debes hacer. Yo actué mal. Y digo que actué por lo que ocurrió después. Subi la velocidad y perdí control de la camioneta. Se volteó y caí inconsciente, realmente no te puedo
váyalo!
Marcos Steadman