El Diario de Marcos. Día 18.

New York and all that Jazz. La verdad es sí es cierto que ésta es la ciudad que nunca duerme. Hoy llegué al apartamento a las 10 de la mañana de la rumba. Fui a 4 discotecas, a dos cafes, y caminé desde el lower west side (the west village o también conocido como the meat packing district) hasta el upper east side con 64, donde está el apartamento de mis abuelos. La caminata fue increible. ¿Cómo explicarte todo lo que ví, en ese recorrido de cientas de cuadras? Te quedas loco si lo vives en carne propia. Lesbianas, putas, maricos, transfors, familias, ejecutivos montándose en la más elegante de las limosinas, actrices independiente corrriendo hacia sus audiciones, modelos desfilando en la calle más chick, productores hablando por sus 4 celulares -al mismo tiempo y casi sin parar- buhoneros vendiendo cualquier cantidad de perfumes, carteras de imitación, todas las películas que Hollywood jamás halla visto y hasta un vendedor de ropa interior. ¿Quién coño compra ropa interior en la calle? Pues te sorprenderás pero vi por lo menos a 3 personas arrebatándole las más sensuales pantaletas e hilos dentales. Mercados asiáticos por todas partes, el olor al jengibre te penetra y queda impregnado en tus fosas nasales.. al menos hasta que llegas a la quinta avenida en laque el olor del sifrinismo definitvamente acaba con el gengibre. Hay algo de magia en las calles de Nueva York. En las aceras:ahí está todo lo que representa el mundo, el universo. Porque más que una ciudad, Nueva york es un pequeño universo donde hay de todo un poco. Pero de todo en verdad. ¿Recuerdas ese sueño que tuviste cuando tenías 5 años en el que viste un hombre con cuerpo de marciano? Eso también lo hay aquí. No miento, quizá sea en un estudio de Universal Pictures, o en un ensayo del nuevo musical de Broadway que espantará todos tus fantasmas. Es realmente increíble lo bien que la paso aquí. No cabe duda de que apenas me gradue voy a mudarme para acá. Si te cuento de anoche... Ok no, no me agarré a nadie ni estuve apunto tampoco. Salí con unos amigos colombianos que viven aquí desde hace un tiempo. Los conocí una vez que estaba buscando un narco que me vendiera los mejores hongos de la ciudad. Probablemente no sea el mejor grupo para mí en este momento, pero a falta de otro mejor (o más sano) me quedo con éste. La verdad es que están fritos, todos los días prueban una droga nueva y cuando ya todas han pasado por su organismo empiezan con las combinaciones. Combinaciones que te harán volar al más allá. Anoche me costó mucho decir que no. AL final tuve que aceptar ácido porque si no yo creo que me linchaban. Estabamos en un club donde ponían la mejor música house. No sé cómo explicartelo pero al cabo de media hora la música vivía dentro de mi cerebro. Las neuronas hacían las mejores mezclas junto con el dj: los transmisores que habitan en mi cerebro. Cuando fuí al baño la poceta entabló una conversación que todavía no puedo sacar de mi mente. Me habló de Carla y de el bebé que vamos a tener en 9 meses. Me hizo recordar esa última despedida, ese instante en el que, sin pensarlo acabé dentro de ella sin el más mínimo remordimiento. Y también sin condón. Coño, hay que echarle bolas para que una poceta te joda un viaje a Nueva York. Hoy llamé a la Carla y no me contesta el bendito celular. Me pregunto si será que le sale un número desconocido en la pantalla y anda huyéndole a algún ex juju. Ojalá sea que no tiene el celular a mano. No la llamo a su casa porque estoy segura que hoy empezó su pasantía. Tal vez mas tarde lo haga, pero primero tendré que rezarle al Ché que no conteste su papá.

Ya te contaré más sobre eso cuando hable con ella. ¡Váyalo!

MS.