Ese día estaba rodeado de sombras. Tal vez porque era el día de los Muertos (en mayúsculas para brindarles algo de respeto). Y también era el día en el que por fin iba salir de este hueco emocional. Sin ánimos de sonar dramático o de dármelas de la víctima, me disfracé de muerto. Tal vez porque porque así me sentía por dentro. Te das cuenta de que cuando te dije que me iba a disfrazar de Marcos Steadman no te estaba mintiendo, y es que no siempre para estar muerto tenemos que dejar de respirar. Sentía que era mi día y todo estaba saliendo bien. Cuando llegué estaba lloviendo. Bien, pensé. Como toda fiestita de CCS nunca puedes entrar directo, siempre tienes que esperar un rato afuera mientras haces cola y otras huevonadas. Habían unas 80 personas esperando para entrar. ¿Qué te puedo decir? Vi de todo. Wilma y Pedro Picapiedras, Flavor Flave, los pitufos, chefs, El Ché, Barby Mattel, Cruela De Vile, heladeros EFE, cerveceros, vendedores ambulantes, brujas, diablas, enfermeras, cirujanos, violadores y otras cosas que ni sabía identificar. Sin embargo de repente vi algo, que nunca supe si fue un engaño de mi leve trastorno mental o una ilusión óptica alimentada de mis más intensos deseos internos. Era una chica, disfrazada de arcángel. Tenía su rostro cubierto por una máscara blanca y su cuerpo era esbelto y petitte, similar al de C. Caminaba como ella y ¡hasta se reía como ella! Yo no podía con la intriga, con el desespero, quería acercarme, quería romper en mil pedazos todas las barreras que nos separaban, quería destruir esa maldita máscara y estrujarla hasta hacerla mi mujer. Así que la empecé a perseguir, sin ella darse cuenta yo estaba siempre atrás. Pendiente. Alerto. Buscando una explicación para entender cómo y por qué esa Arcángel tenía que hacer la señorita C. Y es que aunque me sienta mejor, hay noches en las que de repente, de la nada, siento su cuerpo cálido al lado mío. Seguramente – en esos momentos- abrazo la almohada y le hago el amor al colchón. Pero yo no puedo evitar tener esos sueños y en la fiesta cuando vi al arcángel quería creer que era ella. Quería poder garantizarme que era C. La muchacha (llamémosla así) no se inmutaba, se hacía la que no se daba cuenta de que tenía a alguien persiguiéndola y vigilando su cada movimiento. Eso pensé yo. Hasta que de repente, un bicho grande (te juro que parecía un guarda espaldas) me dijo – cual malandro de barrio “Qué es lo que te pasa a ti? Se te perdió algo? Tú ves ese culo que está ahí (señalándome lo que una vez fue mío) ese culo es mío. ¿Entendiste? Mío panita, y no voy a permitir, que un becerrito como tu venga a invadir terreno ajeno. Te quedó claro?” Yo estaba en shock. El chamo tenía el puño preparado para darme tremendo coñaso. “Tranquilo mi pana, yo solo quiero saber cómo se llama porque es la cagada de mi ex novia que me dejó con pasaje en mano y ando reventado”.- Adriana Fajardo-, me dijo con malas ganas y viéndome con una mirada que por más que me cuesta admitirlo, me tenía cagado. Me di la media vuelta y me instalé en la barra a beber. No te puedo decir el número exacto de vasos de vino que me tomé. No lo sé. Pero fueron los suficientes para hacerme vomitar la bilis camino a la emergencia del Urológico. Para mí eso fue lo de menos, yo quería que fuera ella y no podía aceptar lo contrario. Porque por lo menos así sabía que estaba aquí, sabía que aún vivía. El domingo después de la fiesta desperté a las 7 de la noche, estaba desorientado. Qué curioso como nos acostumbramos a despertamos al compás de la luz del sol y que cuando lo hacemos de noche nos sentimos como vampiros aislados de la sociedad. 3 redbulls y 4 vasos de agua después, me sentí renacer. Seguí durmiendo sin importarme nada. Hoy no estoy para nadie – pensé. Sé que no hace falta contarte que El Arcángel me buscó toda la noche. Aparecía en cada esquina de la habitación, la muy traviesa se metía dentro de las sabanas. Qué maldita sea ha hecho ella alguna vez por mí. No puedo creer que dejé las drogas y empecé alucinarla. Si por lo menos viera otra cosa, algo más que me ayude a olvidar. Ya no podía más. Me desperté alas 5 am y llamé al doctor Mártin. Hablé con él y conseguí que me diera la cita para esa misma mañana. Al diablo con las clases, mi salud mental es prioridad. Fueron tres horas de terapia, que probablemente se puedan resumir en estas páginas del diario. Le conté lo que me pasó, le describí la situación. – Hijo, te veo mal- me dijo. Es acaso una respuesta adecuado de un psicoanalista? Después me dijo algo que nunca olvidaré. "Por qué no la matas? En tu imaginación, en tus teorías.. mátala. Si está muerta solo la velas y el duelo puede ser un proceso rápido si trabajamos en eso". Tenía ganas de salir corriendo de ahí. Pero bueno, es que se volvió loco ese señor? Cómo me va pedir que mate la única persona que he amado en mi vida? Tenía ganas de arrojarle algo encima. Lo juro. No sabía qué, pero algo que le doliera al cabrón ese. Me paré y le dije hasta del mal que se iba a morir. El no entendió mi reacción ante su planteamiento. Le parecía "inmaduro, bizarro y loco". Yo le dejé claro que estaba perdiendo mis reales con él. Que ya no lo quería ver más. A la mierda...
*Para conseguir algo de dinero*
*Justiniano ha tenido una gran idea*
*y esta mañana vestido de mago oriental*
*pertrechado con una mesa*
*y dos sillas de cam...
16 hours ago
2 comments:
Muuuy arrecho Anita. Lo del disfraz de muerto, lo del arcangel, todo te quedó del carajo!
Sigue así con ese diario para que te lo editen como novela y me lo firmes y me lo dediques,
un abrazo
berroooooooooooooo (expresión muy provinciana) qué buena eres escribiendo, a pesar de tu abandono cruel y despiadado, te sigo amando......... besos.
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