Te soñé y estabas conmigo. Conmigo pero distante. Te soñé y todo era borroso, excepto algunas cosas que logré recordar con claridad. Estábamos en unos pastos, cual pintura de Monet, se veían borrosos. De alguna manera mis ojos eran los tuyos y tus ojos eran los míos. Te veía cómo si estuviese viendo a través de un vidrio empañado. Aun no sé a ciencia cierta si eras tú, pero me gusta pensar que sí. Tus manos se enredaban entre mis cabellos, mis ideas entre tus piernas. Te agachaste y me dijiste algo. Todavía no se bien lo que fue. Sacaste una flor de la tierra, me la arrojaste y me explicaste, inspirado, lo que eso significaba para ti. Estábamos drogados, pero no de ninguna sustancia. Parecíamos drogados de felicidad, de amistad de algo que poco a poco, nos fue llevando al más allá. Pasaron las horas y me besaste. Lentamente me adoraste. Todo giraba continuamente a nuestro alrededor, cómo advirtiéndonos del tiempo y de sus consecuencias. Nada nos importaba. Nada podía ser mejor que aquello. Me volteaste el cuerpo delicadamente y sacaste de tu imaginación una pluma fuente. Con ella escribiste sobre mi espalda palabras que sólo tú sabes componer. Los árboles a nuestro alrededor daban vueltas y gritaban y no sé como describirlos, no sé como apuntarlos. Tú, sin embargo, estabas allí, dando vueltas en mi imaginación. Poco a poco escuché una canción y desperté al son del despertador. Maldita sea despertarme y realizar que todo fue un sueño ficción. Y que probablemente allí sigues estando tú, tan presente y tan vivo. Siempre en mi imaginación.
Ana Cristina Sosa M.
Fotografía por: Elba Fernández (http://flickr.com/people/pequenasuricata/)
Ana Cristina Sosa M.
Fotografía por: Elba Fernández (http://flickr.com/people/pequenasuricata/)
1 comment:
Muy, pero muy bien Anita. Si te soy sincero hasta me he quedado sin palabras para poder describir lo que me has hecho sentir con este escrito. Excelente? sincero? Quizá todo eso junto, quizá mucho más que eso. Me encantó,
un abrazo
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