Hace un par de días regresé de una auténtica escapada a la isla de mi infancia, la inigualable Margarita. El plan, como los mejores, salió a última hora. Semana y media antes nos dimos cuenta de que el primero de noviembre era feriado y en vista de que una de nosotras no conocía Margarita, ésta lanzó la sugerencia, y no pasaron dos segundos antes de que la asimiláramos como la mejor idea que pudo tener en lo que va de año. Empezamos a buscar pasajes en las distintas (y temibles) aerolíneas venezolanas, que últimamente han tenido una mala racha, y dimos con las tarifas más económicas: Rutaca y Láser.
Nos aventuramos a comprar esos pasajes sin pensarlo dos veces y oh sorpresa, el día antes de irnos nos enteramos de que ese fin iba haber una tormenta tropical, puesto que se acercaba el huracán "Thomas". Y aquí fue cuando, como en Súper Cable, 'al mal tiempo: buena cara', no cambiamos pasajes y nos llenamos de energías positivas y "buenas vibras"---- THOMAS NO VA A TOCAR ESA ISLA, ¿OK? Un pacto con Dios, el cielo y el mar, que sellamos con ron y ponche crema en el avión, con las manos apretadas y la emoción a mil.... Y resultó que Thomas no era Thomas, era Tomas, te tomas ese trago y te tomas este viaje como lo mejor que nos pudo pasar en pleno comienzo de semestre, y más ná...
Llegamos y por supuesto, nada de lluvia, las maletas salieron de primeras y empezó la aventura entre tragos, risas, música alegre, reencuentro con viejas y nuevas amistades, y la agradable y apreciada brisa de mar. Recorrimos las "inmensidades" de Playa El Agua, Caribe, El Yaque, Parguito y unas visitas express a Guacuco, que aunque poco exitosas, sirvieron por lo menos para que nuestra amiga conociera una playa más -que lamentablemente se llevó la marea-.
Los días, en su gran mayoría, cubiertos de sol y llenos de olas valientes, entre arena mojada, vendedores ambulantes (por cierto, lamento informar que los vendedores artesanos argentinos, chilenos y uruguayos emigraron de la isla), braceletes de amistad y empanadas dulcitas y bien 'tostaditas' como siempre. Tuvimos la suerte de bañarnos en el jacuzzi y piscina del Lidotel (muy recomendado), conocimos también un poco de la nueva gastronomía margariteña, un restaurant japonés bajo el nombre de KOI, en el nuevo C.C. La Vela. El sushi: exquisito. Lo único TACKY: los anfitriones plasmados en afiches de baja calidad en la entrada: Winston Vallenilla y Marlene Andrade (JAJJAJAJAJAJA, déjenme reírme un rato por favor).
En fin... un viaje my divertido y acontecido que siento merecía un espacio en esta bitácora. Como me gustaría echarme estas escapaditas más y más a menudo.
1 comment:
La pasamos excelente de verdad. Se te olvidó colocar el súper rollo que tuvimos días antes de irnos que casi casi se cae el plan por lo menos de mi parte.
De Margarita me traje el mejor recuerdo de la vida, de las niñas locas con las que compartí me traje una de las mejores experiencias, y siento que hicimos demasiado buen TEAM. Qué se repita pronto. TQ amiga!!!
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