Muchos pensarán que si vives en Miami, no vale la pena viajar a una isla del caribe, pues es cierto que aquí las playas son hermosas. Sin embargo, aunque se me hace un poco difícil de explicar, todo cambia cuando viajas a otro lugar, no importa si tiene características en común con el lugar donde vives. Este viaje en particular, producto de una invitación especial y de un impulso loco que tuve en enero, fue una experiencia que, para ponérselos en términos muy muy cursis, me acarició el alma, me transformó la vida, me llenó de gratitud, de felicidad, y me dio el impulso que necesitaba para tomar acciones definitorias en mi vida.
¿Por qué?
Primero, fue una semana donde pude hacer catarsis. Pude desconectarme al 100% del trabajo. 100%. Primera vez en cuatro años que realmente me desconecté, ni siquiera tenía internet o plan de datos (por buena parte del viaje). Muchas horas de mi día que normalmente se van en redes sociales fueron a otras actividades, como leer, escuchar música, pensar, meditar, compartir con mis amigas y d-i-s-f-r-u-t-a-r del momento.
Como Martín no se quizo anotar en el plan, me terminé yendo sola. Y aunque lo amo mas que a nadie en este mundo y le agradezco a Dios todos los días por tenerlo en mi vida, me di cuenta que es necesario también apartar un tiempo para uno. Y no hablo de 20 minutos todos los días. Creo que una semana al año es lo más sano del universo. Me dio tiempo para pensar en mi vida, para relajarme, dormir, descansar, escuchar música, escribir, leer, bañarme en sol, disfrutar con amistades que no veía en mil años. Extrañarlo. Extrañarlo mucho. Muchas cosas que quizá , en algunos casos, hubiese tenido que sacrificar de haberse venido conmigo. Esto fue super recíproco pues él, por las mismas razones, disfrutó como nunca su semana solo en casa. Cuando regresé, nuestra relación se sintió mucho más sólida, más linda, más estable, y los dos, renovados.
El re-encuentro con mis mejores amigas fue uno de los aspectos más valiosos del viaje. Cuando estás en una relación por tanto tiempo, y tienes a tus amigas regadas por todo el mundo, es muy fácil distanciarte y enfocar tus energías en tu pareja. Realmente se me había olvidado lo esencial que es contar con buenas amigas en la vida, y lo especial que es compartir con ellas, intercambiar ideas, hablar, ayudarnos y empujarnos a ser la mejor versión de nosotras. Sabía que las extrañaba, pero verlas y compartir con ellas me hizo darme cuenta que las quiero y las necesito en mi vida, en mi día a día, no solo cuando podamos hacer “re-encuentros”. Además tuve la gran fortuna de hacer nuevas amistades muy especiales durante este viaje.
Agghhhh... Aruba... Me prometí que todos los años me iba a regalar un escape arubeño, así sea de 4 días! Voy demasiado pendiente de mantener esa promesa.
Agghhhh... Aruba... Me prometí que todos los años me iba a regalar un escape arubeño, así sea de 4 días! Voy demasiado pendiente de mantener esa promesa.
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