Tengo tantas cosas que decirte, que no sé por dónde empezar. Te recuerdo como alguien mágico, bondadoso, tierno y espléndido. Una persona que podía dormir por horas y días, y al mismo tiempo estar presente, extendiendo sus brazos siempre para abrazarnos con toda la ternura del mundo y compartir con nosotros lo que fuese. Tenías el carácter más dulce. No te metías con nadie. No juzgabas a nadie. Aceptabas a todo el mundo tal y como era y nunca tratabas de cambiarnos. Siempre nos consentiste y nos llenaste de mucho amor.
Por tu dulzura y tu espléndida forma de ser, fuiste también muy amada y consentida por todos nosotros. Nadie tenía corazón para decirte que no. Todos tratamos de complacerte en todo lo que podíamos. Era lo mínimo que podíamos hacer por ti.
Tu gran nobleza e inteligencia te hizo la cabeza de toda nuestra gran familia. Porque tu eras como un imán que atraía todas las cosas buenas de la gente y todos queríamos estar contigo y compartir con esa bella persona que siempre tuviste por dentro. Estando contigo, estábamos todos juntos también. Hijos, hermanos, tíos, primos, nietos y bisnietos. Una gran familia unida por tu afecto y la sensación de estabilidad que sentíamos contigo.
Hace diez días que te nos fuiste y qué gran falta que nos haces. Tu ida dejó un vacío de tristeza en nosotros pero a la vez, nos reconfortamos cada vez que nos damos cuenta de que vives en todos y cada uno de nosotros. Estás presente en nuestro recuerdo, en nuestra forma de actuar, en las decisiones que tomamos, en la manera en que nos expresamos. De alguna manera, seguir el ejemplo que nos diste, tratar de ser tan buenos, mágicos y cariñosos como tú, nos ha dado una nueva razón para vivir en medio de tanta tristeza.
Cuando todos pensábamos que teníamos a Mamallancita por rato largo, nos enteramos que esto no era así. En demasiado poco tiempo te vimos decaer violentamente. Tuviste una muerte dolorosa. Hay quienes dicen que las personas que tuvieron una vida bonita (y mira que tú tuviste una vida hermosa) suelen tener una muerte fea. Yo no sé si creo en esto. Sé que no me reconforta porque tú no merecías ese dolor. Esa agonía. Esa impotencia gracias tu incapacidad de poderte comunicar en las últimas semanas. Pero de tu vida vamos a recordar todo lo que fuiste y todo el amor que nos diste. Vamos a recordar tu bondad, tu generosidad, tu gran capacidad de dar afecto, tu ternura, tu dulce carácter, y lo mágica que fuiste para todos.
Sé que ahora que estás descansando y que estás en buena compañía, estás feliz. Y eso me da mucha paz. Sólo quería escribirte unas palabras para que supieras lo mucho que te amamos y te vamos a extrañar.
Que brille sobre ti la luz perpetua,
Anita
3 comments:
Tod@s pero absolutamente tod@s la estamos extranando..
Le doy gracias a Dios,porque siempre me hizo sentir como una nieta y yo la quise y la quiero como una abuela (aunque soy tremenda coleada!) por haber tenido la suerte de haberla conocido, de haber podido disfrutar de su carino, de su nobleza y su dulzura.
No tengo la menor duda que esta donde tiene y con quienes tiene que estar.
Que bellas palabras Anita
Marga
Ps: aunque los ultimos dias de su vida fueron muy dolorosos y tristes, los ninitos y nosotros la seguiremos recordando sonriente, bondadosa y amorosa como se refleja en la foto que publicaste.
Marga! Qué chévere que leíste lo que le escribí a Mamallán. Te iba avisar pero supe que llegarías solita. Tú nunca has sido coleada, sabes que ella te quería también como una nieta.
Un abrazo!
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