Nota: si está sentado en un cubículo, obstinado de trabajar, esta entrada puede ser muy nociva para su salud.
Ayer me puse a tomar el sol en la piscina, mientras leía las últimas páginas del libro que les comenté mas abajo. Estaba pasándola divino, aunque sí les reconozco, tomar el sol en la piscina es un soberano fastidio comparado con tomar el sol en la playa, con la brisa del mar, viendo las ojas caer, la gente caminar y enterrando los dedos del pie en la arena.
Primero porque el calor es horrible, uno se siente sancochar, no hay briza alguna, y te tienes que meter en el agua, para no derretirte, cada 15 minutos, y luego volver con el fastidio de untar protector solar por todo el cuerpo, la cara, etc. Hoy se me olvió hacer eso en una de las tantas que me metí en la piscina y ahora tengo la cara poblada con un millón de pecas marrones/casi negras, que se me alborotaron por el sol. Yo les digo, sí, me gustan mis pecas, pero a veces son un martirio. Espero, en un futuro, no odiarlas porque se me hayan convertido en manchas.
Pero bueno, al final del día, prefiero estar en la piscina tomando el sol que perder la mitad del día en el Townhouse bajo el aire acondicionado congelante haciendo (yo no sé qué) que tanto hace mi mamá las cinco horas próximas después de que se levanta. El martes fuimos a Playa El Agua. Llegamos a las 3:30 PM. A las 4:30 empezó a llover. Nos refugiamos un rato en un restaurant de esos playeros, mientras pasaba la nube negra, y luego nos volvimos a explayar en la arena. En cuestión de 15 minutos volvieron a caer esas gotas heladas y gruesas que son lo más desagradable cuando ya el sol tiene rato escondido. Nos fuimos corriendo al carro para regresarnos a la casa. No habíamos terminado de salir de Playa El Agua cuando ya el sol estaba otra vez radiante y brillando en todo su esplendor. Esas lluviesitas, son definitivamente, ganas de joder (pardon my french).
Luego llegamos a la casa y estuvimos con mis tíos y primos un rato hablando tonterías y pasándola sabroso. A golpe de ocho nos metimos en el Townhouse y vimos la primera película que agarramos por DirecTV, Rainman, la de Tom Cruise con Dustin Hoffman de los años 80’s. Ya yo la había visto (de hecho la compré en DVD hace un par de años porque me encanta) y por supuesto mi mamá la había visto mil veces, pero nos echamos en el sofa a verla y la disfrutamos un montón. En una de esas mi mamá se fue un segundo a la cocina y en cuestión de quince (15) minutos ya la comida estaba lista! Había hecho chuletas ahumadas (con una salsita deli), mazorcas, y un arroz blanco que también estaba exquisito. Todo eso, ¡en quince minutos! Que barbaridad. De verdad que quiero aprender a ser tan diligente en la cocina como es ella.
Bueno, hoy decidimos no ir a la playa. No entendí nunca muy bien por qué, pero a mi mamá le dieron unas ganas horribles de ir a Sigo, y a mí me dieron unas ganas horrible de terminar mi librito. Ella yéndose, yo terminando mi librito, y me quedé sola el resto de la tarde. Así que la he aprovechado al máximo para escribir (no me arrepiento de haber cargado con mi laptop hasta acá, aunque no tengamos wifi), supongo que mañana iré corriendo al Cybercafé a publicar esto. Lo realmente fastidioso es que cuando no escribo algo en el compose mode de Blogger, el formato cambia cuando lo copio de Word (por más que le ponga el mismo tipo de letra e interlineado que tengo pre-configurado en el Blog). Y luego mis ataques de neurosis me hacen re-escribir todo en el pad de blogger para que se vea todo bonito y lineado con las entradas anteriores. En fin!!! Mejor no escribo más para no matirizarme mañana re-escribiendo.
Besos
No comments:
Post a Comment