“Here we go again, another day just like yesterday”. Una queja constante de mi esposo cuando se encuentra a si mismo repitiendo una tarea que hace que todos los días sean, a su parecer, exactamente igual al anterior. Prepararle el tetero a la gorda. Cerrar los shutters del balcón para que no le pegue el sol en el escritorio. Llamada de estatus a las 10am con sus compañeros de trabajo. En fin. A él estas pequeñas rutinas parecen agobiarle la mente a sobre nivel. Se siente en el ambiente una tensión, como un aire de frustración y desesperanza que viene con el repetir estas tareas a diario.
A mí, la verdad, me duele un poco esta actitud. De alguna manera pareciera que, aún sin hacerlo conscientemente, me lo tomo personal. Y es por que la verdad es que me siento un poco responsable pues quizá es precisamente mi falta de iniciativa de inventarnos planes nuevos, probar cosas distintas, la razón por la cuál pareciera que vivimos en un eterno ground-hog day.
Pero lo cierto es que a mí, en lo particular, me gustan las rutinas. Como los niños, I thrive when I have a routine. Hubo una época que tenía mi llamada “miracle morning routine” (MMR), que consistía en despertarme a ver el amanecer, escribir mis morning pages, meditar 12 minutos, rezarle a mi dream-board, journal y leer 1 hora. Todo eso lo hacía de 6 a 9am. Y de verdad sentía que mis días prosperaban gracias a esta rutina. Cuando no conseguía hacerla, era como si me hubiese despertado del lado equivocado de la cama. Todo me salía mal o no tenía ánimos para llevar a cabo las tareas del día. Esos días me sentía desmotivada. Tener una rutina, y hacer el esfuerzo de ser constante y mantenerla, a mí me da un propósito de vida. Es como la gasolina que necesita mi cuerpo y mi alma para sentirme alineada y enfocada. Por muchos años estuvimos yendo todos los viernes a almorzar pizza al mismo lugar y es que ¡nos encanta la pizza de ese sitio! Y sabemos, que siempre siempre siempre vamos a salir contentos de ahí. Hay algo agradable para mí en saber que el viernes vamos a tener nuestro weekly pizza outing. I look forward to it all week! Tengo muchas amigas a las que la sola idea de ir al mismo sitio todos los viernes, y pedir la misma cosa, les "crispa los nervios". Ahora en cuarentena, hemos tenido que ajustarnos a una nueva realidad y pues nos ha tocado pedir de sitios distintos a veces. It's OK! I miss it though...
Hay rutinas que no son divertidas, que son obligaciones, pero a mí me ayuda volverlas “rutina”. Por ejemplo. Bañar a mi gorda. Es una tarea que aunque a veces es divertida, también es tedioso, pues yo hago todo el esfuerzo para que ella lo disfrute y eso significa hablarle mucho, cantarle, darle masajistas mientras la enjabono, etc. Drena energía- Los primeros meses confieso que muchos eran los días en los que simplemente no la bañaba. Constantemente me encontraba sin energías, ni ganas de hacerlo. Era como una tarea fastidiosa, así como lavar la bañera. Cuando era recién nacida, es decir los primeros tres meses, no importaba mucho, porque incluso el pediatra recomendaba en ese entonces bañarla cada 2 o 3 días. Pero ya luego se volvió una necesidad bañarla a diario. Así que me propuse volverlo rutina. Todos los días, a las 7:00 pm puntual, tenía que estar bañando a mi gordita. Le pido a Alexa que active un cronómetro de 5 minutos, y esos 5 minutos soy doña eficiencia bañando a mi gorda. Se lo hago agradable, divertido, conveniente. La baño en el lavamanos que es super grande y cómodo y de esa forma la puedo manipular mejor y más rápidamente. De ahí la seco bien, le pongo su pañal nuevo, onesie y pijama. De ahí Martín ya la está esperando con su tetero en mano. Mientras Martín le da el tetero, yo le preparo su cuarto (cierro los backouts, saco los juguetes de su cuna, ordeno un poco el cuarto, etc). Y la idea es que al terminar el tetero, la acostamos a dormir en su cuna. Esto funcionó muy bien por unos meses. Ya no tanto, pero eso es tema de otra entrada.
SIn embargo no hay duda que hay dos caras a todas las monedas. Que todos los días sean tan predecibles e iguales unos a otros, obviamente los carga de aburrimiento. Hay algo hermoso y emocionante en que cada día esté lleno de posibilidad de algo nuevo. En Instagram sigo a varias personas que WOW, cada día pareciera estar lleno de aventuras diferentes al día anterior. Gente que pareciera no pensarlo, they just have an idea, and they go ahead and pursue it. Immediately. Sin pensarlo dos veces. Hacen “paddleboarding” a las 9pm bajo la luna llena. Limpian playas al amanecer. Van a clases de Yoga encima de un rooftop. Se reúnen con amigos distintos a hacer Happy Hour. Meditan. Usan aceites essenciales para relajarse. Cocinan comidas exóticas todas las tardes. ¡En fin! No life is an Instagram Life, lo sé, pero qué divino debe ser tener esa esponteneidad de poder hacer las cosas en el momento, sin planificación alguna.