Tengo dos noches soñando con una Piña Colada. Me la manda un niño que está buenísimo, que me ve escribiendo en una mesita playera mientras mis amigas están echadas tomando sol. Yo estoy sedienta, pero inspirada. Cuando viene el mesonero con la bebida, me siento completamente sorprendida y halagada por Mr. Hottie, looking at me, y me tomo mi piña colada que llega a ser un elemento clave en la historia que estoy escribiendo, dentro del sueño. Ayer me desperté con antojo de Piña Colada, pero ni modo, eran las 8:30 de la mañana. Me puse a leer un rato, a dar como ochocientas vueltas en mi cama, hasta que inevitablemente me volví a dormir, y en la noche, mi intento de salir a tomar Piña Coladas se frustró ante la inactividad de mis amigas, quienes tenían todo el día enratonadas y preferían un plan tranquilo de ver películas y jugar juegos de mesa. Pero yo, si yo no iba tomar Piña Colada, o cerveza, en algún lugar chévere, preferí quedarme en casa escribiendo en este blog, porque películas tengo en mi casa, en cantidades abismales. El colmo fue que hoy me despierto y recuerdo una vez más haber soñado con la bendita Piña Colada. Y ahora el antojo es doble. Ok, aunque lo parezca, no, no soy alcohólica, pero quiero, necesito y exijo una piña colada. Que sea exquisita. Que tenga mucho alcohol. Que tenga la cerecita, y la piñita, y esté servida en una copa como esta. Que me la traigan a alguna piscina fantástica como la del Hotel Pestana, o que me la lleven a la playa. Y que me la mande un Mc-hottie. Jaja, mentira. Tampoco soy tan exigente. Puede ser en algún restauran, bar, discoteca. No me importa. Just get me the damn Piña Colada!!!!!!
*Para conseguir algo de dinero*
*Justiniano ha tenido una gran idea*
*y esta mañana vestido de mago oriental*
*pertrechado con una mesa*
*y dos sillas de cam...
20 hours ago
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