Lo conocí un sábado en La ‘Isla. Aquella que se caracteriza por juntar a la gran mayoría de los jóvenes venezolanos sobre la misma arena, contemplando el mar caribeño; todo esto, en Semana Santa. Él es joven y él es feliz. Al principio me pareció un poco tímido. No obstante, las horas pasaron rápido y la timidez fue absorbida quizás por el alcohol, quizás su sonrisa.
Entre palabras entrecortadas fui conociendo al gran Alberto Carrillo, quien no paraba de defender sus posturas sobre el amor y la vida, mientras hacía todo por defenderse ante una critica constructiva sobre un amor que según él… había dejado en el pasado. Tomando tragos amargos de licor, y desviando el tema hacia otros que me parecían tener mucha relevancia con el escapado, lo vi enfrentarse a la verdad existente sobre su primer amor: sigue siendo su amor (esta vez, en presente). No podía tolerar que le dijeran que él la hizo sufrir. Muchos fueron los chistes que fueron hundiendo ese sentimiento. Alberto, con su orgullo, parecía ser un poco pedante pero por dentro era todo menos eso. Todas lo sabíamos.
Un fin de semana intensivo caracterizado por mucha diversión: discoteca, parque de toboganes de agua, playa, piscina, cyber cafés, billar con narguile, entre otras actividades; fueron las puertas que abrieron esa grande amistad que sabía no iba ser pasajera. Un amigo capas de correr, reír, querer y compartir. ¿Cómo olvidar esos momentos?
Llegamos a Caracas y aunque, no nos vemos con mucha frecuencia, las veces que nos vemos el cariño siempre es igual. Alberto una vez dijo “El que no me saluda primero, yo no lo saludo a él” fue advertido que si esto llegase a pasar, se iba encontrar en serios problemas. Esto nunca pasó pues siempre saludó. Aunque hay quienes dicen que se caracteriza por sus comentarios “pedantes” una vez que lo conoces bien, ya ni parecen pedantes.
Ahora lo veo y, a pesar de tener una que otra pequeña cicatriz, sigue siendo el mismo: rodeado de mujeres bellas (novia, amigas, hermanas y mamá), de amigos y de familiares, pilas como él solo y con unos chistes que nos divierten a todos. Aunque clínicamente (por los momentos) no esta viendo, física y psicológicamente pareciera verte pues, Alberto tiene un corazón y un sentido del humor capas de vencerlo todo.
Entre palabras entrecortadas fui conociendo al gran Alberto Carrillo, quien no paraba de defender sus posturas sobre el amor y la vida, mientras hacía todo por defenderse ante una critica constructiva sobre un amor que según él… había dejado en el pasado. Tomando tragos amargos de licor, y desviando el tema hacia otros que me parecían tener mucha relevancia con el escapado, lo vi enfrentarse a la verdad existente sobre su primer amor: sigue siendo su amor (esta vez, en presente). No podía tolerar que le dijeran que él la hizo sufrir. Muchos fueron los chistes que fueron hundiendo ese sentimiento. Alberto, con su orgullo, parecía ser un poco pedante pero por dentro era todo menos eso. Todas lo sabíamos.
Un fin de semana intensivo caracterizado por mucha diversión: discoteca, parque de toboganes de agua, playa, piscina, cyber cafés, billar con narguile, entre otras actividades; fueron las puertas que abrieron esa grande amistad que sabía no iba ser pasajera. Un amigo capas de correr, reír, querer y compartir. ¿Cómo olvidar esos momentos?
Llegamos a Caracas y aunque, no nos vemos con mucha frecuencia, las veces que nos vemos el cariño siempre es igual. Alberto una vez dijo “El que no me saluda primero, yo no lo saludo a él” fue advertido que si esto llegase a pasar, se iba encontrar en serios problemas. Esto nunca pasó pues siempre saludó. Aunque hay quienes dicen que se caracteriza por sus comentarios “pedantes” una vez que lo conoces bien, ya ni parecen pedantes.
Ahora lo veo y, a pesar de tener una que otra pequeña cicatriz, sigue siendo el mismo: rodeado de mujeres bellas (novia, amigas, hermanas y mamá), de amigos y de familiares, pilas como él solo y con unos chistes que nos divierten a todos. Aunque clínicamente (por los momentos) no esta viendo, física y psicológicamente pareciera verte pues, Alberto tiene un corazón y un sentido del humor capas de vencerlo todo.
Ana Cristina Sosa Morasso
2 comments:
Anita:
Hola! . 1era. vez que visito tu espacio; muy simpàtico y profundo a la vez!
Este post en especial me llega; debido a que de ese mismo modo veo yo los comienzos en una relaciòn de amistad.
Son momentos inesperados; en los que uno intercambia pensares y sentires, sin imaginarse que por años esta persona (S) pueda (N) quedarse con nosotros!
Buen sitio. Me gusta :-)
Keep writing!
Beny.
gracias Beny!!! Me alegro que haya agradado el blog!!!
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