La soledad acompañaba a Eugenia a donde quiera que iba. Era pues, su más fiel compañera, o por lo menos, la más constante. Llegó a ella un día, de esos que te dejan un sabor amargo en la boca (parecido al que produce el Prozac), en el que su pareja, sin más ni menos, la dejó. Sin excusas, ni mensajes en la contestadora para explicar su partida. Ese día él se despertó a las 5:00 am, recogió sus cachivaches y se fué. Así de sencillo. Más nunca se supo nada de él. Así que Eugenia, acompañada de la soledad maldita, empezó a incursionar en el mundo de la soltería y de los números impares, paseándose entre el cine y los cinco cursos diferentes en los que se incursionó para no pasar el tiempo ¡sóla en casa!, pensando en lo prohibido. Conqueteó con la idea de abrirse un perfil en http://www.perfectmatch.com/, lo pensó por días pero después concluyó que necesitaba "disfrutar" de la compañia que le hacía la soledad. Y así lo hizo. Aprendió Francés, Italiano e Inglés. HIzo un curso de crónicas urbanas con un famoso periodista de la ciudad. Otro de escritura creativa y, en vez de abrirse un profile en perfectmatch, obtó por abrirse un blog, en el que fue escribiendo todo lo que escribía para sus clases. Los meses pasaban y su cama le exigía a gritos que encontrara un nuevo compañero - pues las sábanas estaban aburridas con esa vida sin alguna pasión. Ella, sin embargo, encontraba un placer casi infinito en el levantarse a la mitad de la noche a escribir, quedarse hasta tarde leyendo, salir con sus amigas- sin tener que rendirle cuentas a nadie- prepararse sus famosos Cosmopolitans e igualmente tomárselos sin importa hacer el ridículo. Disfrutaba de la compañía de su nuevo perrito y le encantaba ver películas pornográficas mientras hacía uso de su nuevo mejor amigo, que además de no juzgarla, vibraba hasta más no poder. Estaba inmersa en una soledad divina y absoluta, y la disfrutaba a cada segundo. Hizo cursos de cocina y empezó a escribir un libro. ¿Quién necesita de un hombre que te esté jodiendo día y noche? pensó, y así la soledad se fue apoderando de Eugenia, y Eugenia de la soledad.
Ana Cristina Sosa M.
3 comments:
Me das permiso de ser esa Eugenia?
claro!!! jajajaj
Me gustó mucho Anita. La soledad suele inspirar grandes cosas dentro de nosotros. Lo que no quiere decir que es que no debamos tener cuidado con la soledad. Por el contrario, hay que tratarla con mucha delicadeza, mucho tacto. Porque muy bien sabemos que nuchas veces nos puede terminar jodiendo,
un abrazo que llegue a Atlanta,
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